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Reconciliación

Jesús les dijo otra vez: "la paz con vosotros. Como el padre me envió, también yo os envío". Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos".
1 Juan 20, 21-23

¿Por qué no puedo confesar mis pecados directamente con Dios? Una de las verdades más extrañas acerca de Dios es que Él comparte lo que es propiamente suyo con los seres humanos. Trabajó a través de Moisés para liberar a Israel de la esclavitud, usó a los profetas para proclamar su palabra, y en confesión, trabaja a través de sacerdotes para perdonar nuestros pecados. San Pablo se considera un administrador de los misterios de Dios (1 Corintios 4, 1); e incluso llega a decir que Dios le dio a él y a otros el «ministerio de la reconciliación» (2 Corintios 5, 18). En otras palabras, Dios obra a través de las personas, nos llega a través de los demás y da autoridad a ciertos ministros en la iglesia, es decir, a los sacerdotes. Jesús les dio a los apóstoles (los primeros sacerdotes) la autoridad para perdonar los pecados (Juan 20, 21-23) y ese don ha estado vivo en la Iglesia desde entonces.

Confesar nuestros pecados en voz alta a otro ser humano es bueno para nosotros. El pecado principal de la humanidad es el orgullo, y la confesión nos hace humildes, lo cual es algo bueno. También hay tanta gracia y alegría al escuchar a un sacerdote orar con palabras de misericordia: Que Dios te dé perdón y paz, y que te exonere de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Confesiones en San José

Fridays 6 - 7 p.m. and Saturdays 4:30 - 5:45 p.m.or by appointment

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Como resultado del pecado original, la naturaleza humana se debilita. El bautismo, al impartir la vida de la gracia de Cristo, quita el pecado original y nos devuelve a Dios. Las consecuencias de esta debilidad y la inclinación al mal persisten, y a menudo cometemos pecados personales o reales.

El Sacramento de la Reconciliación es uno de los aspectos más singulares y bellos del catolicismo. Jesucristo, en su abundante amor y misericordia, estableció el Sacramento de la Confesión, para que nosotros, como pecadores, podamos obtener el perdón de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios y la Iglesia. El sacramento “nos lava y limpia”, y nos renueva en Cristo.